viernes, 17 de marzo de 2017

HEMOS FALLAMOS COMO SOCIEDAD


Escrito por Claudio Diz
Activista y miembro fundador del Partido Verde de Uruguay

El modelo económico propuesto por el progresismo lleva a la extranjerización del país y a la exclusión social, lo que contribuye al fomento de la delincuencia. 

Se dieron a conocer las cifras de personas privadas de libertad en Uruguay, son nada más ni nada menos que 11.597 presos, el índice más alto de la historia.

Según el fiscal de Corte Jorge Díaz, ocho de cada diez presos adultos no tienen sentencia de condena ejecutoriada. Con un índice de 341 personas privadas de libertad cada 100.000 habitantes somos el país con más presos por habitante de la región. ¿Qué quiere decir esto? Que tenemos la policía más efectiva o que como sociedad hemos fallado rotundamente? En las sociedades modernas, incluso bajo regímenes capitalistas donde las condiciones socioeconómicas de la población son más equitativas, la delincuencia se reduce drástica mente.

El año pasado, cuando habían 10.000 presos, las cifras suministradas por el ministro Bonomi indicaban que cada preso le costaba al Estado la suma de US$ 850 por mes, lo que incluía la alimentación, el costo de mantenimiento del establecimiento carcelario y la vestimenta en algunos casos. Hoy, si esas cifra se mantuviera, el Estado estaría gastando 118 millones de dólares al año. Una cifra enorme para un país con escasos recursos económicos y además con poca población y envejecida.

EL DELINCUENTE NO NACE, SE HACE

El acto delictivo no se practica solamente en las capas más pobres de la sociedad, delincuentes hay desde los más encumbrados socialmente que roban millones de dólares, como es el reciente caso del Cambio Nelson, hasta los más pobres que realizan arrebatos para comprar drogas. Existen una serie de factores sociales, culturales y económicos que inducen a la persona a delinquir.
Los partidos políticos encargados de realizar las políticas económicas, sociales y educativas han fallado rotundamente. Existe una enorme improvisación para todo.

Los Verdes en Uruguay nunca hemos tenido la oportunidad de gobernar o participar en el Parlamento, sabemos que no es fácil, pero creemos firmemente que siempre será más barato y conveniente para todos, redistribuir la riqueza generada en el país y promover políticas inclusivas desde el punto de vista laboral, educativo y cultural, a tener que gastar millones de dólares en el mantenimiento del sistema carcelario. Pero obviamente, esas políticas inclusivas de poco valdrán si también no se cambia el modelo económico y productivo que nos lleva a la dependencia económica como país y a la exclusión social.

Las condiciones objetivas para que continúe la delincuencia y siga profundizándose están dadas. No ha habido un cambio positivo desde la llegada del progresismo al gobierno en el año 2005 cuando la cantidad de presos rondaba los 8.000, ya que el modelo productivo dependiente se ha profundizado y ahora las cadenas productivas en su mayoría pertenecen a capitales extranjeros. Cuando esos capitales deciden irse del país, como es el caso de Fanapel y otros, se produce un problema social difícil de resolver a corto y mediano plazo. No queremos decir con esto, que los desempleados de las industrias que cierran vayan a delinquir, queremos decir que el modelo propuesto por el frenteamplista de fomento a la inversión extranjera directa no es el conveniente para un pequeño país como el nuestro. Pudo haber sido necesario ese tipo de políticas cuando se venía saliendo de una crisis económica en el 2002, pero no ahora. Debemos transitar el camino de fomento de la economía social, cooperativa y solidaria basada en el respeto por el medio ambiente, lugar físico donde se realizarían los nuevos emprendimientos. Junto a un cambio del paradigma productivo es necesario un nuevo modelo educativo y aportar fuertemente al factor cultural, para contrarestar la falta de valores cuando todos los diques de contención social han fallado.

miércoles, 22 de febrero de 2017

DIFERENTES CONCEPTOS PARA ENCARAR UN MISMO PROBLEMA AMBIENTAL


Escrito por Claudio Diz
Activista y fundador del Partido Verde de Uruguay

Al común de los mortales le resulta bastante difícil apreciar las diferencias entre conservacionismo, ambientalismo y ecologismo. A pesar de que muchas veces el problema ecológico o ambiental es el mismo, estas tres corrientes de pensamiento lo encaran de forma diferente.

Supongamos por ejemplo que una playa determinada se encuentra extremadamente sucia y contaminada, como por ejemplo la playa Capurro en Montevideo ¿Cuál sería la respuesta a este problema por parte de cada una de estas tres corrientes de pensamiento y acción activista?

EL CONSERVACIONISMO

Los grupos activistas pertenecientes a esta corriente de pensamiento lo toman como un hecho consumado y proponen limpiar la playa a través del voluntariado de sus miembros junto a personas que simpatizan con la causa. La mayoría de las veces son una docena de activistas y una masa de gente anónima convocada por las redes sociales. Ellos saben muy bien que en pocos días o semanas la playa en cuestión estará igualmente sucia, pero de cualquier modo apelarán al “voluntariado” de la gente para realizar lo que ellos consideran algo importante y digno de imitar.

Los conservacionistas nunca se ocuparán de las causas de la contaminación de la playa mencionada, sino más bien se ocuparán de los efectos que estas causas provocan.

En el plano político, prefieren mantenerse al margen de cualquier disputa político-electoral adoptando una posición sumamente conservadora; inclusive algunos activistas pertenecientes al conservacionismo colaboran de forma directa o indirecta con el mantenimiento del propio sistema que ha hecho de la playa mencionada un hermoso depósito de basura, no cuestionando absolutamente para nada el modelo socioeconómico vigente que resultó ser socialmente injusto y ambientalmente contaminante.

EL AMBIENTALISMO

Ante el mismo problema, este grupo de acción irá tras la cabeza o las cabezas de los culpables de esa contaminación, aunque a unos pocos km de distancia haya una playa en peores condiciones ambientales que la playa que motivó el conflicto.

Los ambientalistas harán una lista de las fábricas y establecimientos industriales que están instalados a las márgenes del río o los arroyos que desembocan en dicha playa contaminándola, y la misma vez, presionarán a través de actos y manifestaciones a las autoridades municipales o gubernamentales responsables, para conseguir el traslado de esas fábricas contaminantes hacia otro lugar. O sea que limpian y barren para debajo de la alfombra. Se sacan un problema ambiental de encima para adjudicárselo a otras personas, ya que en sus planteamientos no figura el cierre definitivo de las industrias contaminantes. El conflicto ambientalista con la primera planta de celulosa de UPM (Botnia) es un claro ejemplo.

En el plano político se definen como “apolíticos” o sin partido porque privilegian la cohesión de sus grupos ante cualquier motivo de discusión que pueda surgir. 

El asunto político partidario podría resultar motivo de discordia para sus grupos, aunque en el fondo todos somos animales políticos y ellos lo saben muy bien. Entre sus filas se encuentran facultativos, profesores universitarios y el nivel medio educativo de sus integrantes es bastante elevado. Ante cualquier disputa política partidaria no dudarán de apoyar a los partidos de derecha o de izquierda, según les convenga para sus propios intereses. En Argentina, por ejemplo, el flamante titular de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires es el ex titular de la organización ambientalista Greenpeace Argentina, Juan Carlos Villalonga, que dos años atrás acusó al macrismo de hacer una gestión “catastrófica” en el reciclado de basura, además de apoyar al kirchnerista Daniel Filmus.

EL ECOLOGISMO

Los ecologistas representan el menor de los tres grupos en términos numéricos y a la vez son los más radicales. No es cualquier persona que está dispuesta a jugarse hasta las últimas consecuencias por una causa que ellos mismos consideran universal, que va más allá de fronteras, como es el caso de la contaminación de los mares, el derretimiento acelerado de los polos o el propio calentamiento global.

Ante este problema puntual (playa contaminada), los ecologistas lo primero que harán será estudiar las causas del problema, elaborar uno o varios proyectos para mitigar o eliminar el problema y luego reunir su bancada parlamentaria para presentar un proyecto de ley que permita resolver el problema por la vía judicial o constitucional. Si el grupo ecologista no posee bancada propia, no dudará ni un instante en buscar alianzas con otros partidos para resolver el problema ambiental. Los verdaderos ecologistas no son sectarios ni se creen iluminados, pero creen en la vía constitucional para resolver los problemas ecológicos y ambientales. Así se los ve formando agrupaciones partidarias y participando de la vida política democrática en diferentes países a través de partidos verdes y ecologistas.

En lo político, el ecologismo echa mano de su propia ideología, la Ecología Política; un conjunto de ideas y conceptos revolucionarios para nuestra época que utilizan para interpretar la vida y la sociedad.

Ellos han conseguido soluciones ingeniosas y novedosas para viejos problemas; soluciones que han sido imitadas o adoptadas por otros partidos gobernantes para solucionar problemas ambientales en diferentes países.

Los ecologistas siempre están un paso adelantados a nuestro tiempo y los adversarios políticos lo saben. No se consideran de izquierda ni de derecha, sino por delante de ambos. Los términos “izquierda” y “derecha”, cuyo significado político tiene origen en el marco de la Revolución Francesa con la toma de la Bastilla (14 de julio de 1789), son conceptos considerados por el ecologismo como ultrapasados a nuestro tiempo.

domingo, 19 de febrero de 2017

FANAPEL DEBE SER NACIONALIZADA



Escrito por Claudio Diz
Activista y miembro fundador del Partido Verde de Uruguay

"Los tiempos de la gente no son los tiempos de la burocracia estatal"

El Frente Amplio se ha olvidado de la rica tradición de militancia en post de la nacionalización de las industrias claves para el país, algo que el recordado José Batlle y Ordoñez supo hacer en su época, demostrando una inigualable visión de futuro y que hoy representa la base de las empresas públicas que hacen del Uruguay contemporáneo, un país ejemplar en un mundo globalizado y capitalista.

Mucha gente dirá que la mayoría de nuestras empresas públicas presentan déficit y sus balances están en rojo, pero eso es algo circunstancial, donde prima la mala gestión administrativa y en esa gestión empresarial los partidos políticos que tienen representantes en los directorios de los Entes tienen responsabilidad compartida.

Los Verdes nos preguntamos: ¿cómo es posible que en el país de las pasteras haya una fábrica nacional de papel cerrando sus puertas? ¿Es eso posible? La respuesta es afirmativa ante una política gubernamental llevada adelante por un abanico de partidos políticos que van desde la "izquierda" comunista hasta los más fuertes defensores del neoliberalismo, como es el sector del ministro de Economía, Danilo Astori.

La segunda pregunta es la siguiente: si el gobierno frenteamplista está dispuesto a gastar 1.000 millones de dólares en infraestructura para algo que se hará a futuro, o sea, la construcción de la segunda fábrica de celulosa de UPM y tercera en el país, .... cómo no tiene dinero para nacionalizar la fábrica de papel ubicada en Juan Lacaze que hace años que está funcionando? … y que representa el sustento de casi la totalidad de los trabajadores de la pequeña localidad? ¿Es medianamente razonable?

Desde filas gubernamentales se ha mencionado la futura  instalación en dicha localidad de un polo industrial y tecnológico, pero... ¿cuánto tiempo va a demorar construirlo y ponerlo a funcionar? Es simple: mucho tiempo, porque los tiempos de la gente no son los tiempos de la burocracia estatal. Cuando empiece a funcionar el mencionado Polo Tecnológico no habrá gente en Juan Lacaze, habrá emigrado la gente joven y en edad de trabajar, porque dicha localidad (como todos sabemos) depende de Fanapel como fuente laboral.

Nosotros Los Verdes, recogiendo las más puras raíces históricas del artiguismo y nutridos por las relativamente nuevas ideologías ambientalistas y ecologistas a nivel internacional, somos a favor de la nacionalización de las empresas claves para nuestra sociedad. A mi criterio debe haber participación mayoritaria del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), del Ministerio de Economía y del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA), en el paquete accionario de la nueva empresa (51%). Ésta nueva Fanapel debe tener la participación accionaria obrera (49%) que comprende a los 260 trabajadores que quedaron desempleados.

No somos de la idea de continuar estatizando la economía y menos aún en las circunstancias actuales; con un déficit público equivalente al 3,5% del PBI. Es mucho dinero. No queremos ni pretendemos ensanchar aún más la espalda del Estado con un mayor gasto o inversión en empresas fundidas, ese no es el camino. Tampoco es el camino el hecho de no bajarse nunca del avión presidencial o el sillón de la casa de gobierno y mirar para el costado a las penurias económicas de cientos de familias. El gobierno frenteamplista no puede dejar a esa gente a merced de los caprichos del mercado. La salida debe ir en el sentido de hacer todos los esfuerzos posibles para que el país no pierda una importante industria papelera, y a la vez debe apoyar y apuntalar económicamente al sector industrial que cuenta con mayor valor agregado en sus productos.

Este gobierno frenteamplista lamentablemente ha tomado un rumbo equivocado, el mismo rumbo que hubieran tomado el partido blanco o colorado en el gobierno: dejar la suerte de los uruguayos a merced de los caprichos del mercado y llevar adelante o profundizar un modelo de país profundamente extractivista. Los productos cárnicos, la soja transgénica y ahora la pasta de celulosa (todas materias primas sin procesar) son las vedettes del populismo frenteamplista en el gobierno. ¿Si hubieran estado los blancos o colorados en el gobierno hubiera sido diferente? ¡Claro que no! pero eso será tema para otro artículo.