lunes, 9 de abril de 2018

LULA Y EL CULTO A LA PERSONALIDAD


Escrito por Claudio Diz

El ex presidente de Brasil, que tendrá que responder en la cárcel a seis procesos y dos investigaciones por corrupción y lavado de dinero dijo a sus simpatizantes antes de entregarse: “Yo ya no soy un ser humano, soy una idea. Todos vamos a llamarnos Lula”, con la intención de trasmitir a la militancia petista de que él ya no formaba parte del mundo de los mortales, sino del mundo de las ideas. ¿Una idea de qué? Para nosotros los ecologistas, nos resulta bastante fuera de lugar ese concepto si tenemos en cuenta que durante su gobierno le entregaron los bienes naturales a las multinacionales y al sector ruralista a cambio de monedas. Poderoso sector ruralista que se dedicó a plantar soja transgénica y a talar los bosques de la región amazónica para criar ganado durante el gobierno Lula y el posterior gobierno de Dilma Rousseff. ¿De qué tipo de ideas estamos hablando? No quisiera entrar a detallar los desastres ecológicos y la represión a los pueblos originarios durante los gobiernos petistas porque se haría muy extenso y son de público conocimiento para un lector bien informado.

Todas las veces que ha podido, Lula se ha mostrado como “abanderado” de las izquierdas latinoamericanas, pero se a su vez se ha encargado de ocultar la alianza que tejió con el derechista Partido Movimiento Democrático Brasilero (PMDB) para ganar la última elección, del cual hoy, Michel Temer ha asumido como presidente tras un golpe parlamentario. Este señor no era ningún desconocido para Lula y el PT. El actual presidente Temer formaba parte de la fórmula presidencial junto a Dilma Rousseff que ganó la última elección y la cual todos los petistas votaron, incluyendo a Lula.

Es muy común escuchar: “la izquierda brasilera y latinoamericana pierde un líder importante al ser Lula detenido y mandado a prisión”, pero … ¿de qué izquierda hablamos? Obvio que si lo comparamos con el ultraderechista Jair Bolsonaro (segundo en intención de votos), hasta un gato y un ratón son de izquierda. Pero veamos qué tan “izquierdistas” son los petistas en “el mundo de las ideas” de Lula.

En la etapa final de la campaña electoral del año 2002, cuando Lula disputaba la presidencia, para agradar al sector financiero lanzó una especie de manifiesto llamado “Carta a los Brasileños”. En dicha carta se comprometía a respetar los acuerdos con el FMI y la banca internacional, adoptar el régimen de metas de inflación acordados con los organismos de crédito, mantener el cambio fluctuante, obtener un superávit fiscal elevado y altas tasas de interés, … vaya, vaya!! … estas ideas de izquierda tienen muy poco y bastante de derecha. Los acuerdos de Lula con los organismos internacionales de crédito son exactamente los mismos que cualquier gobierno derechista de la región hubieran firmado.

Con la confianza y el respaldo del sector financiero nacional e internacional, Lula llegó a la presidencia con el 61% de los votos en la segunda vuelta, cualquier parecido o semejanza con el proceso de la llegada del Frente Amplio al gobierno por primera vez no son pura coincidencia.

Hablando de nuestra “izquierda”, en plena campaña para las elecciones del 2005, en un almuerzo organizado por el grupo financiero Citigroup en la ciudad de Washington, el candidato Tabaré Vázquez anuncia el nombramiento de Danilo Astori como futuro ministro de Economía en caso de ganar las elecciones, dando así una señal al sistema financiero internacional de que las cosas seguirían su curso; el mismo curso trazado por los partidos tradicionales que lo antecedieron, de forma tal que los ecologistas volvemos a insistir en la tesis de que tanto el “lulismo” como el “vázquismo” son un fraude cuando se presentan a la opinión pública nacional e internacional como la izquierda latinoamericana, o la "nueva izquireda". Obviamente Tabaré Vázquez nunca se autopromocionó como que representaba "una idea", de la forma que lo hizo Lula, pero si lo hiciera le diríamos "no, gracias", quédese con su idea, la nuestra es mejor.

La idea de Lula y de la nueva izquierda latinoamericana es tirarle migas a los pobres para seguir regalando las materias primas, los bienes naturales, fortaleciendo al capital extranjero, al sistema financiero internacional y en suma, al sistema capitalista que los ecologistas de base rechazamos rotundamente. Los pobres no son palomas para alimentarse de migas. En primer lugar América Latina necesita unirse para proteger sus riquezas y su gente, pero no lo podrá hacer mientras sigan apareciendo estos "fenómenos", estos líderes buenos para nada, que lejos de promover una etapa de cambios profundos y auténticos en sus respectivos países, lo que están logrando es retardar y frustrar un proceso de emancipación justo y necesario.

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