Escrito por Claudio Diz
Activista y fundador del Partido Verde de Uruguay
Al común de los mortales le resulta bastante difícil apreciar las diferencias entre conservacionismo, ambientalismo y ecologismo. A pesar de que muchas veces el problema ecológico o ambiental es el mismo, estas tres corrientes de pensamiento lo encaran de forma diferente.
Supongamos por ejemplo que una playa determinada se encuentra extremadamente sucia y contaminada, como por ejemplo la playa Capurro en Montevideo ¿Cuál sería la respuesta a este problema por parte de cada una de estas tres corrientes de pensamiento y acción activista?
EL CONSERVACIONISMO
Los grupos activistas pertenecientes a esta corriente de pensamiento lo toman como un hecho consumado y proponen limpiar la playa a través del voluntariado de sus miembros junto a personas que simpatizan con la causa. La mayoría de las veces son una docena de activistas y una masa de gente anónima convocada por las redes sociales. Ellos saben muy bien que en pocos días o semanas la playa en cuestión estará igualmente sucia, pero de cualquier modo apelarán al “voluntariado” de la gente para realizar lo que ellos consideran algo importante y digno de imitar.
Los conservacionistas nunca se ocuparán de las causas de la contaminación de la playa mencionada, sino más bien se ocuparán de los efectos que estas causas provocan.
En el plano político, prefieren mantenerse al margen de cualquier disputa político-electoral adoptando una posición sumamente conservadora; inclusive algunos activistas pertenecientes al conservacionismo colaboran de forma directa o indirecta con el mantenimiento del propio sistema que ha hecho de la playa mencionada un hermoso depósito de basura, no cuestionando absolutamente para nada el modelo socioeconómico vigente que resultó ser socialmente injusto y ambientalmente contaminante.
EL AMBIENTALISMO
Ante el mismo problema, este grupo de acción irá tras la cabeza o las cabezas de los culpables de esa contaminación, aunque a unos pocos km de distancia haya una playa en peores condiciones ambientales que la playa que motivó el conflicto.
Los ambientalistas harán una lista de las fábricas y establecimientos industriales que están instalados a las márgenes del río o los arroyos que desembocan en dicha playa contaminándola, y la misma vez, presionarán a través de actos y manifestaciones a las autoridades municipales o gubernamentales responsables, para conseguir el traslado de esas fábricas contaminantes hacia otro lugar. O sea que limpian y barren para debajo de la alfombra. Se sacan un problema ambiental de encima para adjudicárselo a otras personas, ya que en sus planteamientos no figura el cierre definitivo de las industrias contaminantes. El conflicto ambientalista con la primera planta de celulosa de UPM (Botnia) es un claro ejemplo.
En el plano político se definen como “apolíticos” o sin partido porque privilegian la cohesión de sus grupos ante cualquier motivo de discusión que pueda surgir.
El asunto político partidario podría resultar motivo de discordia para sus grupos, aunque en el fondo todos somos animales políticos y ellos lo saben muy bien. Entre sus filas se encuentran facultativos, profesores universitarios y el nivel medio educativo de sus integrantes es bastante elevado. Ante cualquier disputa política partidaria no dudarán de apoyar a los partidos de derecha o de izquierda, según les convenga para sus propios intereses. En Argentina, por ejemplo, el flamante titular de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires es el ex titular de la organización ambientalista Greenpeace Argentina, Juan Carlos Villalonga, que dos años atrás acusó al macrismo de hacer una gestión “catastrófica” en el reciclado de basura, además de apoyar al kirchnerista Daniel Filmus.
EL ECOLOGISMO
Los ecologistas representan el menor de los tres grupos en términos numéricos y a la vez son los más radicales. No es cualquier persona que está dispuesta a jugarse hasta las últimas consecuencias por una causa que ellos mismos consideran universal, que va más allá de fronteras, como es el caso de la contaminación de los mares, el derretimiento acelerado de los polos o el propio calentamiento global.
Ante este problema puntual (playa contaminada), los ecologistas lo primero que harán será estudiar las causas del problema, elaborar uno o varios proyectos para mitigar o eliminar el problema y luego reunir su bancada parlamentaria para presentar un proyecto de ley que permita resolver el problema por la vía judicial o constitucional. Si el grupo ecologista no posee bancada propia, no dudará ni un instante en buscar alianzas con otros partidos para resolver el problema ambiental. Los verdaderos ecologistas no son sectarios ni se creen iluminados, pero creen en la vía constitucional para resolver los problemas ecológicos y ambientales. Así se los ve formando agrupaciones partidarias y participando de la vida política democrática en diferentes países a través de partidos verdes y ecologistas.
En lo político, el ecologismo echa mano de su propia ideología, la Ecología Política; un conjunto de ideas y conceptos revolucionarios para nuestra época que utilizan para interpretar la vida y la sociedad.
Ellos han conseguido soluciones ingeniosas y novedosas para viejos problemas; soluciones que han sido imitadas o adoptadas por otros partidos gobernantes para solucionar problemas ambientales en diferentes países.
Los ecologistas siempre están un paso adelantados a nuestro tiempo y los adversarios políticos lo saben. No se consideran de izquierda ni de derecha, sino por delante de ambos. Los términos “izquierda” y “derecha”, cuyo significado político tiene origen en el marco de la Revolución Francesa con la toma de la Bastilla (14 de julio de 1789), son conceptos considerados por el ecologismo como ultrapasados a nuestro tiempo.